
Los hombres en general son más gentiles y pocas veces dicen eso a una mujer, salvo los desatinados de siempre que hay en todas partes, sin embargo somos nosotras mismas las que más herimos a nuestras congeneres.Evitar esas frases es tán fácil, bastaría con decir lo bueno que tiene aquella que saludamos.En este tiempo de bombardeo mediático, donde mujeres regias nos lanzan a la cara la ropa que nunca nos podríamos poner, ya sea por una cosa de dinero y por físico, y donde vemos a nuestros hombres suspirando siempre por aquella que presenta la mejor cola o la mejor delantera, nosotras nos encontramos en medio de una lucha por mantenernos dignas a pesar de los años y tratar de ocultar las huellas que en nuestro cuerpo dejan los embarazos, las noches de cuidado, el trabajo diario y miles de cosas más. Quererse mucho parece ser la clave para no ser herida a muerte. Quererse al límite de que nos importe nada cuando nos digan una de esas dos fracesitas.
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